600 714 594

Son muchos los sujetos que se denominan a sí mismos “personas ansiosas”, como si la ansiedad no fuese un estado sino una característica de la personalidad. El hábito de mantener una conducta ansiosa nos hace creer que no hay una causa para dicha conducta, sino que es algo inherente a nuestra persona.

La ansiedad siempre tiene una causa, aunque ya no sepamos o no recordemos cuáles son sus inicios. Cuando diagnosticamos a alguien que sufre un trastorno de ansiedad corremos el riesgo de que la persona se vea como un enfermo, un enfermo que padece la enfermedad de “la ansiedad” y esto último, es una concepción errónea. La ansiedad no debemos verla como una enfermedad sino como una señal de que nuestro interior o inconsciente mantiene un temor o preocupación por algo.

Por supuesto que hay condiciones médicas y trastornos mentales que van acompañados de ansiedad, pero en tales casos no ponemos el acento en la ansiedad, esto es, no lo diagnosticamos como tal.

El problema estriba cuando contemplamos la ansiedad como un mal que hay que erradicar. Un tanto parecido ocurre con los estados depresivos que se les considera como simples enfermedades (aunque ciertas depresiones conviene tomarlas como tales).

Se puede defender que ciertos estados o ataques de ansiedad no parecen ser señales de nada, como ocurre con los ataques de pánico. Recuerdo que desde hace mucho tiempo los ataques de pánico se los trataban como autenticas enfermedades, se suponía que era el resultado de un desarreglo de la bioquímica del cerebro. Es seguro que la bioquímica interviene porque nuestra materia es bioquímica, pero no significa que la causa inicial de todo ataque de pánico no radique en un hecho psicológico, hecho psicológico de un conflicto interpersonal o de un estrés postraumático.

Puedes conocer gente que desde hace tiempo temen sufrir de repentinos ataques de pánico, de ese modo se dedican constantemente a hacer todo lo posible para evitar o controlar dichos ataques, para ello toman medicación con el fin de paliar la ansiedad flotante y evitar las situaciones que desencadenan dichos ataques. Después de tanto tiempo en esas condiciones es normal que uno se sienta un enfermo, pero eso no significa que no hubiese una causa inicial del trastorno, aunque, también es verdad que desvelar la causa después de tantos años ya no importa, ya no relevante para tratarla, porque ahora se trata de hacer terapia para que la persona pierda el miedo a las sensaciones de la ansiedad. Pero, ¿qué ocurre cuando la ansiedad y sus correspondientes ataques de pánico son más recientes? Aquí la causa si es importante; en este caso desvelar lo que ha provocado la ansiedad ayudará a erradicarla con mucha rapidez, a veces de modo automático.

Con lo expuesto anteriormente, pretendo resaltar el error en el que muchas personas incurren a la hora de interpretar lo que les ocurre al sentir ansiedad, ven algo inherente a ellas, la conciben como una característica de la propia personalidad, o ven que han contraído una enfermedad, una condición médica.

He tratado personas que en su ámbito de trabajo se sienten ansiosas o tensas, se quejan de ellas mismas por comportarse así, piensan que ellas deben cambiar la propia conducta. No se percatan que si en el trabajo se sienten tensas o nerviosas, lo normal sería atribuirlo a algo relacionado con el ámbito del trabajo.

Algo parecido ocurre con muchos empresarios, ejecutivos, amas de casa… A todos ellos les cuesta auto observarse o cuestionarse lo que sienten y piensan, todos ellos tienen miedo al cambio, a cambiar de conducta, a tener que revisar los hábitos; de ese modo resulta difícil escuchar el lenguaje del cuerpo. La ansiedad es siempre una señal de nuestro interior (salvo en los casos en que la ansiedad es un síntoma más de una enfermedad diagnosticada).

Cuando digo que la ansiedad es una señal, me refiero que la señal puede ser una preocupación, un temor o miedo, pero también puede ser un hábito de comportamiento, es decir, un sistema de pensamientos que rigen nuestra conducta desde hace años y que nunca lo hemos cuestionado; unos hábitos que en su momento también se generaron mediante ideas de temor y de miedo (el tema de los hábitos lo ampliaré en otro artículo).

 

JOSE CANO

Soy psicólogo clínico, psicoterapeuta e hipnoterapeuta. Desde hace 27 años, trato los problemas psicológicos de los adultos. Mi orientación psicoterapeuta es ecléctica, aunque soy especialista en “Psicoterapia Dinámica Breve” (enfoque fundamental para entender y tratar los trastornos emocionales) y soy miembro de la “Sociedad Hipnológica Científica”.

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Para cumplir con la nueva Ley de Protección de datos y que tus datos estén a salvo, debes  leer y aceptar la Política de Privacidad de mi web.

Reglamento General de Protección de Datos. Información a conocer.

Cumplimos con la RGPD (Registro General de Protección de Datos. Nueva normativa existente

  • Responsable: José Cano Devesa
  • Finalidad: Responder al mensaje que me envías a través de este formulario.
  • Legitimación: Tu consentimiento de que quieres comunicarte conmigo.
  • Destinatarios: Tus datos serán guardados en Soluciones Web On Line, S.L., mi proveedor de email y hosting y que también cumple con el RGPD.
  • Derechos: Tienes derecho a acceder, rectificar, limitar y suprimir tus datos.