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Las habilidades sociales, un concepto construido culturalmente.

La idea que parece predominar en relación a dichas habilidades es la que da por sentado que son habilidades que se aprenden y, además, quien carezca de ellas se sentirá minusvalorado, o sea, no alcanzará el mínimo prestigio requerido para poder ser reconocido por su entorno social.

Esta idea contiene cierto grado de falacia. Podría estar equiparando la habilidad social a cualquier otra habilidad. Nos referimos a las habilidades de las distintas partes del cuerpo (habilidades propias de los artistas, artesanos y deportistas) y a las habilidades de las capacidades intelectuales (la habilidad del escritor, del orador, del artista de teatro,…), y asumimos que dichas habilidades pueden ser mejoradas y aprendidas mediante el entrenamiento y el estudio. ¿Pero se puede equiparar las supuestas habilidades sociales con las que acabo de mencionar?

En mi opinión no siempre se pueden equiparar las habilidades sociales a las comúnmente conocidas habilidades físicas e intelectuales.

Para construir mi discurso procedo a analizar una serie de conceptos. Empiezo teniendo en cuenta lo que todas las habilidades tienen en común, lo que todas tienen en común es el prestigio social que le reportan a la persona habilidosa.

Antes de proseguir tendremos que ver de que se compone el concepto la habilidad social.

Si buscas en cualquier sitio el significado de habilidad social, te encontrarás que todas las definiciones hacen referencia a los mismos rasgos de personalidad, actitudes e ideas.

Los términos que más se usan para describir los componentes de la habilidad social son: escucha activa, asertividad, validación emocional, empatía, capacidad de negociación, respeto, credibilidad, compasión, pensamiento positivo, apertura de mente, paciencia, cortesía, saber expresarse, etc.

Podría seguir añadiendo términos que indican los distintos componentes de la habilidad social, pero, en realidad, si lo analizas bien, en cualquier definición sobre habilidad social encontrarás que todo el contenido se resume en dos componentes o ideas.

La primera componente o cualidad es la que pretende enseñarte a saber escuchar para que tu interlocutor te vea o note que le atiendes, que le entiendes, que te pones en su lugar, que sigues el hilo de su discurso y, que, también, empanizas con él -que reconoces su estado emocional-, en definitiva se trata de lograr que tu interlocutor te note cercano a él en todos los sentidos.

La segunda componente es la asertividad. Se trata de aprender a expresar con naturalidad tu opinión sobre cualquier tema, se trata de mostrar lo que sientes en cualquier situación, ó sea mostrar lo que son tus sentimientos y emociones, y hacerlo con naturalidad, sabiendo que tienes todo el derecho del mundo a expresarlos.

Lo que defiendo es que esas dos componentes no son habilidades que puedas desarrollar como cualquier otra habilidad de las mencionadas más arriba. La cercanía y la asertividad es algo que está en ti, son rasgos inherentes a cualquier persona. Si no los notas en ti es porque necesitas despertarlas. Para despertarlos debemos trabajar tus sentimientos y tus miedos.

Sentimientos y miedos (sociales) no es algo de lo que se tenga que hablar de ello, sino que hay que lograr experimentarlos; es un ejercicio psicoterapéutico, no es un aprendizaje cognitivo.

Puedes objetar que la oratoria y la retorica son habilidades sociales que aportan prestigio y que se aprenden de modo cognitivo. Yo estaría de acuerdo con esa objeción, si lo que pretendes es aumentar tu prestigio social y no simplemente buscar la aceptación de los demás.

Si lo que buscas es el prestigio social, ó sea el ser admirado o el ser fácilmente reconocido por tu entorno social, entonces debes esforzarte en perfeccionar la oratoria, la simpatía y la persuasión. Yo diría que la facultad de persuadir es la que te puede proporcionar mayor prestigio social.

Llegados a este punto volvemos a la idea ilustrada en mi artículo sobre la timidez. En este articulo resaltaba la diferencia entre trabajar las habilidades sociales para vencer la timidez y las habilidades sociales para adquirir prestigio. Con estas últimas buscarás sentirte admirado y acumular atributos para poder competir.

Si lo que notas es cierto grado de timidez en tus relaciones interpersonales -lo cual te impedirá despertar tu asertividad, simpatía y cercanía- entonces, como ya te he dicho, tendrás que emprender un trabajo psicoterapéutico; un trabajo que te puede parecer menos atractivo que aprender una serie de consejos. Pero la psicoterapia es necesaria si quieres conseguir de verdad erradicar tu timidez y desarrollar tus propias habilidades sociales naturales.

 

JOSE CANO

Soy psicólogo clínico, psicoterapeuta e hipnoterapeuta. Desde hace 27 años, trato los problemas psicológicos de los adultos. Mi orientación psicoterapeuta es ecléctica, aunque soy especialista en “Psicoterapia Dinámica Breve” (enfoque fundamental para entender y tratar los trastornos emocionales) y soy miembro de la “Sociedad Hipnológica Científica”.

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