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Es fácil notar cuando alguien cercano a ti sufre de dependencia con respecto de otra persona con la cual convive, lo difícil es ver nuestras propias dependencias. Unas dependencias son normales y naturales según las circunstancias, pero otras son perjudiciales para tu salud psicológica. A estas últimas las llamaré dependencias patológicas, lo cual significa dejarte influenciar, o sea, admitir como valido todo lo que hace y dice la persona de la cual dependes, dar por sentado que siempre tiene razón, tener miedo a contradecirla y, por lo tanto, tener que seguir su criterio en distintos campos de tu vida. Después de varias sesiones de psicoterapia es cuando consigues percatarte de tus dependencias. Algunas conviene trabajarlas, averiguar en que medida te perjudican, como son las dependencias relacionadas con las personas cercanas, porque sus condicionamientos y sugestiones quizás sean las que impiden tu buen desarrollo personal.

Yo distinguiría dos tipos de dependencia en función del lazo afectivo. En este artículo expresaré unas breves reflexiones sobre las dependencias en los ámbitos donde predominan los lazos afectivos genuinos. En todas las familias existen esas dependencias. Son dependencias relacionadas con el rol o la posición que ocupas en tu familia y con exigencias impuestas o sugeridas. Nadie se libra de ello, pero no significa que tengan que ser dependencias perjudiciales. Son dependencias normales y naturales en un contexto social cuando llegan a ser de interdependencia o dependencia reciproca; cuando eres niño tu padre quiere educarte en beneficio de los dos, con lo cual a menudo debe mostrarse autoritario, tu te rebelas frente a esa autoridad, pero necesitas sentir dicha autoridad porque te hace sentirte querido y protegido, cuando llegas a la adolescencia tu rebeldía se acentúa y se vuelve manifiesta porque necesitas cambiar de rol, buscas tu autonomía como persona. Lo que hay que tener presente es que con el tiempo, cualquier tipo de dependencia que mantengas con los miembros de tu familia debe sufrir cambios, sin que ello repercuta en tus afectos hacia ellos. Quiero recalcar que no hay que confundir la dependencia afectiva con la dependencia tal como la he definido más arriba.

En las relaciones de pareja sucede algo parecido, cierta dependencia puede ser fruto de una real interdependencia, de una reciprocidad en la dependencia derivada de un mutuo respeto en todos los sentidos; pero cuando uno de los dos sufre dependencia patológica habrá sufrimiento, trastorno psicológico y riesgo de separación. Determinar la causa de tu posible dependencia patológica es algo muy complejo, depende del tipo de relación que se ha establecido en un primer momento, de tu personalidad, de los miedos conscientes o inconscientes a cuestionar la conducta de tu pareja…( ver artículo “terapia de pareja”.

También puedes sufrir dependencia patológica con algún amigo o grupo de amigos. La amistad o el sentimiento de amistad es algo saludable, deseable y necesario, dicho sentimiento no causa ningún trastorno, pero sí el depender de un amigo que no respeta tu parecer, tu criterio o tu voluntad, porque en tal situación tu autoestima se vera afectada, así como la personalidad que manifiestas ante los demás, lo cual repercutirá en tu prestigio en cualquier ámbito de tu vida, porque el modo como eres tratado redunda en la imagen que tienes de ti mismo (ver artículo sobre la autoestima”). La causa de tu dependencia patológica en dicho contexto depende en la mayoría de los casos de tu personalidad (ver artículo “la timidez”), no es fácil enfrentarse al miedo al rechazo, ten en cuenta que muchas veces dicho miedo esta a nivel inconsciente, no puedes darte cuenta de porque soportas el maltrato por parte de la persona que te genera ese tipo de dependencia. La persona de la que dependes a menudo la consideras lider del grupo, por su prestigio entre los amigos. Es fácil verte sometido a la personalidad líder, sobre todo cuando no eres consciente de ello, pero cuando llegas a darte cuenta que no se te tiene en cuenta en muchos sentidos es el momento de aprender a confrontar o de retirarte de tales ataduras.

El fenómeno psíquico de la dependencia no se sitúa en una categoría dimensional, dependencia-independencia; porque siempre te verás dependiendo en cierta medida de alguien en todos los ámbitos de tu vida, a pesar de que a todos nos gusta pensar que somos independientes a la hora de decidir, opinar, comportarnos, expresarnos, sentir…

Cierto grado de dependencia es deseable, normal y natural, lo cual contribuye a la interdependencia-reciprocidad en la dependencia- entre los miembros del grupo o de la pareja. La interdependencia refuerza tu afecto hacia tu pareja o miembros de tu grupo; si hay interdependencia te sientes respetado y no necesitas competir. Lo de competir es algo difícil de apreciar, de ser consciente de ello; pero es lo que, sin darte cuenta, puedes llegar a hacer con las personas cercanas a ti, claro está, todo eso son procesos inconscientes.

Las dependencias que con mayor frecuencia generan malestar psicológico son en las que predominan los lazos afectivos. Pero aquí hay que ser cautelosos a la hora de evaluar tu dependencia, no debes confundir la condescendencia con la dependencia patológica, no tienes que pretender competir con las personas con las que te unen lazos afectivos. No es fácil definir por escrito lo que significa ser dependiente patológico en estos casos, tal vez, en un intento de aproximarme a definir el significado de dependencia patológica, diré que caes en dicha dependencia cuando pierdes totalmente tu autonomía en relación a otra persona.

En este artículo me he ceñido a hablar brevemente de tu dependencia normal y patológica con quien te unen lazos afectivos genuinos. En otro artículo seguiré comentando sobre otras dependencias.

 

JOSE CANO

Soy psicólogo clínico, psicoterapeuta e hipnoterapeuta. Desde hace 27 años, trato los problemas psicológicos de los adultos. Mi orientación psicoterapeuta es ecléctica, aunque soy especialista en “Psicoterapia Dinámica Breve” (enfoque fundamental para entender y tratar los trastornos emocionales) y soy miembro de la “Sociedad Hipnológica Científica”.

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