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Todos estos trastornos tienen algo en común, lo común es que dichos trastornos son un modo de protegerte de los peligros, peligros que pueden ser exteriores a ti o que pueden provenir de tu interior.

Si sufres obsesiones no te alarmes, es un modo de proceder ante lo que una parte tuya considera un peligro. Podría ser un peligro relacionado con tu entorno físico-social, como alguien o algo que piensas que te puede causar daño físico o psíquico, o podría ser un peligro que provenga de tu interior, y tu interior es todo aquello que sientes en un momento dado hacia los demás.

Pero, ¿a qué me refiero cuando digo “modo de protegerte o modo de proceder ante los peligros”?, me refiero a que la obsesión es pensar el peligro, tenerlo en mente constantemente. Si temes que una persona pueda agredirte, estarás constantemente pensando en ella, como queriendo controlar el posible peligro.

Este modo de proceder ante cualquier peligro puede parecer normal, e incluso aconsejable en ciertas ocasiones.

Está claro que a veces habrás notado que las obsesiones se vuelven pesadas y no puedes parar de pensar en aquello que te infunde miedo, e incluso, también te puede ocurrir que no pares de necesitar realizar movimientos o acciones repetitivos, así como rituales supersticiosos. Son bien conocidas las acciones obsesivas tales como lavarte las manos, comprobar que la llave del gas o la de la puerta está cerrada o necesitar constantemente comprobar cualquier otra cosa, o también conocerás los rituales supersticiosos que consisten en tocar o hacer cualquier cosa para librarte de la mala suerte. Cuando las obsesiones llegan a este punto ya son un trastorno.

Los trastornos obsesivos no son tan difíciles de tratar. Como ya te he dicho, todos estos trastornos obedecen a un mismo motivo. Repetir acciones o no parar de pensar en ideas concretas es un modo de sentir que te mantienes en guardia o en una actitud de control sobre tu entorno; las acciones y las ideas repetitivas simbolizan sensaciones de control.

Sé que todo lo que relato es difícil de entender racionalmente, sin embargo, es lo que ocurre.

Lo mencionado hasta ahora es para poner de relieve algo muy importante en relación al trastorno obsesivo, intentar únicamente eliminar los actos o pensamientos repetitivos no conduce a nada; si por cualquier medio logras rebajar la ansiedad y los comportamientos obsesivos, la mejoría te durará muy poco. Si no trabajamos la causa de tus obsesiones, estas volverán en cualquier otra situación. Para eliminarlas totalmente debemos trabajar el modo tuyo de hacer frente a tus miedos, miedos que, como he dicho antes, pueden ser interiores o exteriores.

Vale la pena tratar la causa que te lleva a generar pensamientos o/y comportamientos obsesivos.

Tal vez te preguntes sobre los peligros concretos que intentas controlar con la repetición de acciones y pensamientos. ¿Qué peligro intento controlar con mis lavados de manos o mis constantes comprobaciones para asegurarme que algo esta cerrado?, te preguntarás. Te diré que los peligros mostrados por las repeticiones obsesivas no son los peligros realmente temidos. Si no paras de lavarte las manos no es porque temes el contagio, si no paras de comprobar la cerradura de la puerta no es porque temes al intruso; todos estos actos obsesivos son para sentir que estas en guardia o que te ejercitas en el control de algo. Si te ves impulsado a efectuar rituales supersticiosos, será que algo te ha infundido miedo de modo inconsciente, y ahora necesitas sentirte protegido de un peligro en abstracto (notas miedo sin saber porque) por eso recurres a dichos rituales. En todas las culturas y en todos los tiempos, el ser humano siempre ha recurrido a los rituales mágicos o supersticiosos para sentirse protegido de los peligros objetivos o subjetivos que no puede controlar. Cuando caes en un estado obsesivo también puedes efectuar acciones o rituales supersticiosos.

Los actos obsesivos son el resultado de haber sufrido un miedo por algún asunto desconocido para tu mente consciente, y ahora dicho miedo te lleva a realizar o tener pensamientos o comportamientos obsesivos que te hacen sentir en guardia o proporcionarte sensación de control.

Pero, ¿cuáles son esos peligros reales que pasan al inconsciente y que te obligan a generar obsesiones? Si caes en un trastorno obsesivo, los peligros interiores son tus propios sentimientos que no toleras experimentar en ciertas relaciones interpersonales, en cambio, los peligros exteriores son todo aquello que en tu vida te acontece o percibes y representa un peligro para tu integridad física o psíquica. Para que dichos miedos se conviertan en obsesivos los peligros correspondientes tienen que volverse inconscientes, ósea que conscientemente no logras reconocer dichos peligros; solo te ves impulsado a realizar rituales, acciones respectivas y a no parar de pensar en ciertas ideas.

Este trastorno siempre viene acompañado de un cierto desánimo y de ansiedad, pero aquí lo principal son las obsesiones; por eso en cuanto las notes acude a tratarlas.

Todavía tengo algo importante que añadir. Todas las personas que sufren o han sufrido un trastorno tienen en común el modo de enfrentarse a los peligros, los peligros necesitan estar constantemente en mente. Cuando dichos peligros resultan ser incontrolables el miedo se exacerba y el contenido del peligro pasa al inconsciente como para evitar el dolor y un exceso de angustia, y es cuando caes en el trastorno obsesivo.

Mi primer cometido como psicoterapeuta es descubrir lo que tu inconsciente guarda en relación al trastorno. Esta primera parte es la más importante y para mi la más fácil. Lo que ocurre es que seguramente no será suficiente; porque si sufres un trastorno obsesivo es porque tienes un modo habitual de comportarte y manifestarte en tus relaciones interpersonales que te llevará a un constante sufrimiento que con facilidad desemboque en el trastorno. Así que la causa puede ser un hecho puntual, pero la mayoría de las veces será tu modo habitual de relacionarte con los demás.

Lo que acabo de referirme guarda estrecha relación con las obsesiones debidas a los peligros interiores, los afectos que no puedes manifestar con facilidad. Este tipo de obsesiones son las que trato con mayor frecuencia. Para mi son las que trato con más facilidad, aunque también requieren cierto trabajo.

Las obsesiones referidas a peligros exteriores son las menos frecuentes en mi consulta, son algo más difíciles de tratar.

 

 

JOSE CANO

Soy psicólogo clínico, psicoterapeuta e hipnoterapeuta. Desde hace 27 años, trato los problemas psicológicos de los adultos. Mi orientación psicoterapeuta es ecléctica, aunque soy especialista en “Psicoterapia Dinámica Breve” (enfoque fundamental para entender y tratar los trastornos emocionales) y soy miembro de la “Sociedad Hipnológica Científica”.

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